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Tradicionalmente, aun antes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, Estados Unidos ha sido el principal socio comercial de México. Así, en 1993 las exportaciones de México a los Estados Unidos representaron el 83% de las exportaciones totales de México, mientras que las importaciones procedentes de los Estados Unidos representaron el 71 de las importaciones totales de México. En 2000, estas participaciones fueron de 88.9% y de 73.1%, respectivamente, mientras que en 2021 bajaron a 78.1% y a 43.7% respectivamente. En lo que respecta al comercio con China, las exportaciones de México a China representaron en 1994 el 0.07% de las exportaciones totales de México, mientras que las importaciones de México procedentes de dicho país asiático representaron el 0.63% de las importaciones totales de México. En 2021, dichas participaciones fueron de 1.84% y de 19.94%, respectivamente. Es decir, China ha desplazado de manera notoria a Estados Unidos como fuente de buena parte de las importaciones mexicanas.

El objetivo de esta propuesta es determinar si las importaciones procedentes de China actúan como un lastre o un impulsor de la economía mexicana. En otras palabras, las preguntas a las que se tratará de dar respuesta son: ¿el déficit con China explica en alguna medida el superávit con Estados Unidos? ¿Las importaciones desde China tiene efectos adversos en encadenamientos productivos locales o es lo que ha facilitado la inserción internacional de México con efectos positivos sobre el crecimiento económico de México?

En la época actual se han presentado una serie de fenómenos económicos y políticos que han modificado sustancialmente las expectativas iniciales de los años 80 del siglo pasado respecto a la globalización y el rumbo de la economía mundial. El fenómeno más notable fue la crisis financiera del 2008 y la forma en que fue enfrentada principalmente por los países desarrollados, sobre todo Estados Unidos. Efectivamente, la economía mundial se vio inundada en distintos momentos de una enorme liquidez en virtud de los programas monetarios del QE y de las políticas comerciales asociadas a una nueva forma de proteccionismo. El resultado ha sido que estamos transitando de un globalismo multilateral con la idea de iguales normas y condiciones para todas las naciones a un nuevo regionalismo. Este proceso tuvo un fuerte inicio con la política norteamericana dirigida a reducir su déficit comercial con China. La globalización no ha desaparecido, pero toma la forma de regionalización. En este marco la economía mexicana transita paulatinamente a lo que se ha denominado como “nearsourcing”, a una vinculación más estrecha con la economía de Estados Unidos. En esta perspectiva, se espera un mejor desempeño a medida que vaya cristalizando el desplazamiento de la inversión extranjera de otras plazas del mundo hacia nuestro país, lo cual, si bien en términos generales es un fenómeno favorable, tiene sus consecuencias no tan fáciles de operar sobre todo en el sector monetario y financiero.

Tras el agotamiento del proceso de sustitución de importaciones tuvo lugar la adopción de una serie de políticas de ajuste estructural, que incluyeron variables relacionadas con la balanza de pagos y las finanzas públicas, así como la implementación de una política de apertura comercial. Éstas pueden ser consideradas como políticas públicas catalizadoras del proceso de crecimiento que si bien no tuvieron un efecto inmediato sobre este, sí sentaron las bases para impulsarlo a lo largo del tiempo.

Por tanto, el objetivo de este trabajo consiste en analizar la evolución de la política comercial adoptada en México durante el período de liberalización comercial, vigente desde de la década de 1980 hasta la época actual, a partir del estudio de estadísticas macroeconómicas de carácter comercial y financiero.

El objetivo del presente trabajo consiste en hacer un conjunto de reflexiones en el marco del papel que tiene, y puede tener, potencialmente México en la economía mundial dentro de la estrategia geográfica que sigue mediante el comercio exterior. Si bien nuestra visión temporal es prospectiva, nos valemos del uso y análisis de la información estadística para valorar la tendencia de las exportaciones e importaciones durante las pasadas dos décadas en el marco de la producción fragmentada, así como en las diversas modalidades en que se compone ésta.

No se trata de describir ni las estadísticas de comercio internacional, ni tampoco de discutir las modalidades de producción fragmentada, más bien de la estrategia geográfica que sigue México, además de la que debería de seguir para posicionarse en el mercado mundial, más allá de un simple abastecedor. Por supuesto que la discusión se centra en materia de política económica que lleva a cabo nuestro país dentro del gran espectro de las relaciones internacionales.