Programa de actividades

Dado el anuncio de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el mundo ha transitado por replanteamientos político-económicos reordenando los equilibrios de poder. La incertidumbre inicialmente asociada al Brexit ha dado pie a complejos procesos de nuevas alianzas comerciales y polarización política. Los argumentos que consolidaron el Brexit son los mismos que se consolidan en otros países, seremos testigos de nuevos nacionalismos y diversas expresiones de proteccionismo comercial. El presente tiene por objeto plantear una reflexión sobre los eventos posteriores al Brexit y las expresiones de nacionalismo y proteccionismo en el mundo a través de un análisis de las decisiones económicas y rumbos políticos que ciertos países europeos y del continente americano han manifestado.

Desde hace unos años la UE ha iniciado el camino hacia la construcción de una Europa de Seguridad y Defensa, con la consecución de la "Autonomía Estratégica" como ambición fundamental. La guerra en Ucrania ha colocado además la seguridad y la defensa en un lugar central de la agenda comunitaria. La Brújula Estratégica aprobada el 21/03/2022 trata de dotarnos de un verdadero plan de acción para reforzar la política de seguridad y defensa de la UE de aquí al 2030. La guerra en Ucrania ha significado un punto de inflexión para la UE en su dimensión de actor en materia de seguridad y defensa, tomando decisiones en este ámbito que hasta hace poco tiempo hubieran parecido imposibles (inversiones en defensa de gran magnitud, compra conjunta de armamentos, implicación directa en la guerra, maniobras militares conjuntas, etc.) Sin embargo, la hipótesis que defendemos aquí es que este nuevo entorno geoestratégico creado por la guerra que contribuye a impulsar y reforzar aún más nuestra política de seguridad y defensa, paradójicamente nos resta autonomía estratégica; la UE se fortalece no para ser autónoma, sino para ser relevante dentro de la OTAN. Y esto no es lo que ambicionábamos antes de la guerra.

La política exterior de la Unión Europea siempre ha estado supeditada a los intereses nacionales de las grandes potencias del bloque. En el caso de Irán, la relación ha sido compleja, sobre todo, a partir de la instauración de la República Islámica en 1979. Sin embargo, el descubrimiento del programa nuclear de Irán en 2002 conllevó, primero, a una búsqueda de diálogo por parte de la UE-3, y posteriormente a la inclusión de Irán en la lista de países sancionados por la Unión Europea. La firma en 2015 del Pacto Nuclear con Teherán abría un camino de distensión que pronto se vería mermado por el abandono de Trump de dicho pacto en 2018 y la incapacidad de la UE para mantener y cumplir el acuerdo. Por lo que el fracaso de la política exterior de la Unión Europea hacia Irán ha llevado a este país a buscar polos alternativos de poder como China y Rusia, a pesar de que la Unión Europea debería considerar a Irán una prioridad estratégica, debido a su dependencia energética de los hidrocarburos del Medio Oriente y Norte de África, pero también por su influencia regional.

En la ponencia se analiza el desarrollo de la relación bilateral mantenida entre la República Popular China y la Unión Europea (UE), en los ámbitos político y económico, durante el periodo 2019-2023. En la investigación se considera al pragmatismo económico como el principal incentivo para que ambos actores continúen con la institucionalización de sus mecanismos de cooperación diplomática (como su asociación estratégica). Igualmente se analiza el incremento de las asimetrías bilaterales que forman parte de la relación (asimetrías que abarcan los aspectos normativo, político y económico), así como los mecanismos instrumentados para negociarlas (como la agenda de la asociación estratégica o un conjunto amplio de diálogos sectoriales). Durante el periodo estudiado la relación Estados Unidos (EEUU)-Unión Europea se ha presentado como una variable con una mayor incidencia en el desarrollo de la relación sino-europea. A partir de 2021, la agenda transatlántica sobre China, propuesta por el gobierno de Joseph Biden, ha ofrecido a la UE nuevas políticas para incrementar sus posiciones de fuerza en sus negociaciones con Beijing: sin embargo, la competencia por el mantenimiento de su hegemonía, propuesta por Washington, probablemente sea considerada con cierta renuencia entre algunos miembros de la UE (como Alemania y Francia). La investigación analiza el desarrollo de la relación China-UE a través de las tres variables estructurales (el pragmatismo económico, las asimetrías y la influencia de la relación transatlántica) e identifica la posición de la relación sino-europea en un contexto de creciente confrontación entre las principales potencias del sistema internacional.