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El techo de endeudamiento del gobierno de Estados Unidos, fijado en 31.4 billones de dólares se alcanzó en enero de 2023, sin embargo y por medidas extraordinarias adoptadas por el Departamento del Tesoro dicha fecha se pudo extender hasta el 5 de junio del año en curso. Después de intensas negociaciones entre la Cámara de Representantes (con mayoría republicana) y la administración Biden consideramos que se llegará, in extremis, a un acuerdo para elevar dicho límite. En EU el Poder Ejecutivo solo puede emitir deuda hasta la meta establecida por dicha Cámara.

El problema de esto es que en los últimos años las negociaciones entre el Congreso y la Casa Blanca se han vuelto cada vez más prolongadas, complejas y ríspidas hasta el punto en que el gobierno estadounidense ha estado a punto de declarase en suspensión de pagos, lo que generaría consecuencias catastróficas tanto en lo interno como en lo externo.

En el tema del límite de endeudamiento de EU hay dos puntos de inflexión, el primero que ocurrió en la segunda administración del presidente Obama cuando la relación endeudamiento - PIB alcanzó en 100% y en el período 2020-2023 cuando la deuda subió de forma acelerada, por los estímulos aplicados por el gobierno para salir de la crisis ocasionada por la pandemia, cuando la relación endeudamiento – PIB superó el 130%.

Así las cosas, la deuda de EU es creciente e impagable lo que pone al borde del precipicio a los propios EU y al mundo entero.

Cuando se pensaba con cierto grado de inocencia que por fin la humanidad podría superar la crisis pandémica, explotó la guerra en Ucrania.

A principios de 2022, la comunidad científica daba muestras de lo que era capaz ante la más apremiante amenaza de ese momento: la COVID-19. Sin embargo, el 24 de febrero de 2022, Vladimir Putin, en un desafío contra el tiempo y varias eras traía de vuelta lo que se palpaba desde hace unos años: la disputa por la lucha hegemónica entre Estados Unidos y China, incluiría a Rusia a la escena mundial tarde o temprano.

Sin embargo, esta ponencia pasa revista a una serie de tendencias globales que ponen a prueba la trampa que representa, la competencia por la superioridad hegemónica en detrimento de la población y el cuidado de la casa común. Tendencias que desnudan la inverosimilitud de las múltiples agonías de nuestro tiempo que claman sensatez, cordura y elevadas miras en la búsqueda del bien común. En concordancia con lo anterior, el capítulo gravita entre una comprensión de lo global a lo continental y de lo individual a lo nacional. De esa forma, el momento actual se pone en perspectiva y vislumbran los límites y alcances para las Américas y el mundo desde el punto de vista de un autor mexicano.

Durante la ponencia se abordarán brevemente las perspectivas geopolíticas y de defensa que atraviesan a cada uno de los países que conforman los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) así como las dificultades inherentes que tienen para conformarse como una alianza militar. Aunque la sigla surgió en el ámbito académico para reconocer a las economías emergentes a principios del siglo XXI, en 2010 se conformaron como un bloque de cooperación económico y financiero. Con el paso de los años, dicha cooperación se ha extendido a otros ámbitos. En consecuencia, existe una cantidad considerable de trabajos que afirman que los BRICS han mostrado el potencial para abarcar otros asuntos como los concernientes a la seguridad internacional. En este sentido, también han surgido preguntas sobre el potencial que tienen como bloque o alianza militar. El presente artículo, muestra a través de una interpretación geopolítica, las distintas complicaciones para que esto se concrete. Lo que no implica que entre sus miembros -sin invocar los acuerdos de los BRICS- cooperen o tengan acercamientos en la materia.